La Inteligencia Artificial (IA) es una tecnología que ha venido transformando muchos aspectos de nuestras vidas en los últimos años. Y aunque podríamos pensar que es algo distante, está presente entre nosotros en momentos como:
- Los asistentes de voz: el asistente de voz del celular: Siri, Alexa, y similares o esos parlantes que responden a nuestras preguntas.
- Conducción asistida: ayuda para el parqueo, detección de sueño del conductor, y similares, sensores de proximidad en vehículos, asistencia en frenado; etc.
- Los sistemas de las cámaras de nuestros teléfonos celulares, que identifican los objetos frente al lente, y según eso ajustan las características del color de la imagen.
- Y la IA ha llegado a tal nivel de avance que ahora se ofrecen robots de compañía, con todas las implicaciones que tiene.
Y es que la inteligencia artificial además de resolver tareas, tiene la capacidad de decidir, sugerir y aprender, ofreciendo cada vez mejores resultados. Basta recordar que a comienzos de 2023 las redes sociales se vieron inundadas de imágenes de dinosaurios ejerciendo distintas actividades, que fueron generadas por Inteligencia Artificial, basadas en textos ingresados por personas, en aplicaciones como Imagine, en las cuales quedaba claro que un sistema de IA, podía entender nuestras órdenes, decidir entre millones de opciones cúal era la imagen adecuada y diseñarla.
En el campo laboral la Inteligencia Artificial se usa para: automatizar procesos, selección de personal, simulaciones, máquinas de chat, fabricación y hasta construcción; entre otros, predicción, seguimiento de enfermedades, optimización de rutas y recorridos y tal vez nunca se llegue a hacer realidad la afirmado por Marvin Minsky, científico estadounidense y uno de los padres de la IA: “¿Heredarán los robots la Tierra? Sí, pero serán nuestros hijos”.
En el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo, la humanización de la IA adquiere una gran relevancia, pues su adopción en procesos o actividades que hasta hace poco estaban reservadas a los humanos, pone de relieve la necesidad de evitar que: sesgos de programación, incapacidad por parte de la máquina para entender o detectar un contexto cultural o lingüístico, fallas en la comunicación; incidan en las decisiones que toma, afectando la productividad, la calidad o exactitud de sus resultados, o peor aún, poniendo en riesgo la seguridad de las personas.
La inteligencia Artificial en el trabajo busca maximizar la eficiencia y la productividad, pero debe hacerse sin poner en riesgo la seguridad o las decisiones que se toman por parte de la IA, como decíamos anteriormente incorporando elementos humanos en la tecnología para garantizar que sea segura, efectiva y comprensible para los trabajadores y que considere también las limitaciones de los humanos con quienes interactúa.
El panorama laboral está en el comienzo de un gran cambio, pues vendrán nuevos puestos de trabajo, otros desaparecerán; pero del mismo modo que la incursión de los equipos de cómputo en el trabajo, supuso nuevas oportunidades, riesgos y protocolos; el uso de la inteligencia artificial hace lo propio, y nos llama a no “dejar toda la responsabilidad” o a confiar plenamente en esta maravillosa tecnología y a abordar integralmente sus implicaciones en el modo de realizar el trabajo, los riesgos para la salud mental y física de quiénes interactúan con ella.